(Noviembre
23 de 2011)
¡SANTA FE,
ES SAN CAMILO!
El clásico capitalino 265, fue para la escuadra santafereña
que logró la victoria en el minuto de adición, tras un tiro de esquina que
finalizó con el cabezazo del arquero
Camilo Vargas.
Solo en las películas, en las historias más fantásticas, donde
se requiere de mentes tan lúcidas como las de Steven Spielberg, podría
imaginarse un final tan emotivo y excéntrico, en un clásico que parecía quedar
en la historia como uno más de esos aburridores encuentros que terminan sin
goles.
Pero Camilo Vargas tendría en mente otro final, uno especial
para la ocasión, y su cómplice en semejante aventura sería Omar Pérez, quien
siempre creyó que tal hazaña podría lograrse.
En el segundo tiempo, al minuto 45 con 20 segundos era el
momento, última jugada, un tiro esquina, y Camilo Vargas corrió desde su arco
con la ilusión de cumplir su fantasía, mientras el “10” de Santa Fe era el
encargado de ejecutar el cobro.
Con sorpresa los jugadores de Millonarios miraban a Vargas,
sin embargo fue marcado entre Cíchero y Toloza, los hinchas en las tribunas
guardaban esperanzas en ese portero de 1.82 de estatura, y el disparo de Pérez
ya tenía su rumbo defino; la cabeza de Camilo impactó el balón, y lo incrustó
en la malla del arco defendido por Ramos.
Grito de gol; de victoria, manos arriba y mirada al cielo,
fueron las expresiones del héroe de esta historia, a quien todos sus compañeros
se le abalanzaron, lo tiraron al suelo y lo adoraron como nunca.
Tres minutos más tarde, el juez declara el final del partido, y los aplausos, la ovación, las miradas, los abrazos y los besos, eran exclusivamente para el autor de esta obra llamada: “La Santa Fe de Camilo”.
“SAN CAMILO:
“Gloria a dios (…) Me dieron una ayuda
del cielo para Santa Fe, pero el amor por la camiseta me llevó a conseguirlo (…)
Soñé con un gol y hoy dios me lo regaló”.
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