¡Bienvenido a
primera, Pentacampeón!
La escuadra americana no decepcionó,
en el Pascual Guerrero logró el único resultado que le servía ante los cuyabros
y regresa a la A después de cinco años.
El único equipo colombiano que ha
ganado cinco títulos locales de manera consecutiva tenía que hacer respetar su
historia. Leyendas como Julio Cesar Falcioni, Luis Eduardo Reyes y Freddy Rincón
fueron convocados para adornar la grandeza del América y que otra vez era puesta a prueba.
Un estadio invadido de camisetas escarlatas
y humo rojo que se esparció por todas las tribunas y la cancha, fue el escenario
que se encargó de recibir a los jugadores americanos para lograr la victoria
frente a Deportes Quindío. Apenas sonaba el pitazo inicial, los visitantes ya
estaban en primera división y el América tenía el reto de quitarle ese crédito.
El Quindío se paró bien en su
campo, sin darle espacios al América, y eso le costó a los jugadores escarlatas
que no tenían cómo vulnerar la defensa visitante, hasta que al 19’ (el número
especial del América) Lucumí desbordó por derecha y realizó un centro al área para que ‘El
Tecla’ Ernesto Farias definiera con clase y experiencia; bajó el balón de pecho, con un zurdazo infló la red para el 1-0, y se activó la euforia de los hinchas
americanos que nunca habían visto tan cerca el regreso a primera.
Pero la alegría de los Diablos
Rojos duró muy poco, ya que cinco minutos después, en un tiro de esquina a
favor del Quindío, Jhonny Mosquera convirtió un autogol y empató el marcador,
fue un duro golpe anímico para los americanos, y como aseguraban los jugadores del
equipo de Armenia antes del partido, alcanzaron a silenciar el Pascual y las angustias
volvieron a apoderarse de los aficionados rojos. Pero el destino del “19” ya
estaba escrito.
Era el partido 19 del equipo
caleño en el Torneo Águila que disputaba en casa, el primer gol americano ya
había aparecido al minuto 19, y el héroe del América tenía que estar marcado
con el 19, fue Cristian Martínez Borja quien de penal al 45’, tuvo cabeza fría,
sangre hirviendo, corazón de hierro y jerarquía para anotar el que sería el gol
más importante de los escarlatas en sus últimos años. Con el 2-1 terminaría el primer tiempo.
En la segunda parte el cuadro
local fue más cauteloso, dejó que los cafeteros se apoderaran del balón y
generaran peligro en el área americana, situación que obligó al técnico Hernán
Torres a defenderse para cuidar el resultado. Decidió sacar a sus delanteros e
ingresar a dos volantes de contención, y el Quindió se motivó para seguir
atacando. En una jugada sobre el final, el portero Carlos Bejarano atrapó un
balón con destino de gol… Se revindicó por el error anterior frente al mismo
Quindío.
Pasaban los minutos al mismo
ritmo que latían los corazones de los hinchas rojos, mientras que los jugadores locales
hacían todo lo posible para proteger el balón en campo de los cuyabros. Hasta
que sonó el silbido del árbitro que sentenciaba el juego y el regreso de
América a la primera división, el estadio explotó con gritos contenidos por
cinco años, en la cancha, tribuna y todo Colombia hubo lágrimas de aquellos que
venían sufriendo por ver a los Diablos de nuevo en la A.